Original de la nota publicada en la edición de agosto de la Revista Agromercado.
Juan Balbín, titular
de AACREA, afirma
que “claramente el sector agropecuario no ha sabido transmitir su realidad a la
sociedad. No tanto la queja de lo que nos pasa sino la oportunidad que se
pierde el país en su conjunto”. Afirma
que “estamos en un momento único” pero teme que
la Argentina no lo aproveche y siente que hay “desánimo” entre los
productores. Pide más “diálogo” pero
rescata las aprobaciones biotecnológicas y el trabajo parlamentario.
¿El productor
argentino está pudiendo aprovechar este momento de altos precios agrícolas?
Estamos en un momento único que no se producía desde hace 30
años. La seca en Estados Unidos es estructural. Estos últimos años había seca
en algunas zonas periféricas pero esta vez se da en la parte central y no
terminó. Así y todo no se ve un ánimo de parte del productor argentino por
salir a cubrir esa demanda. No te olvides que la soja para la próxima campaña
está en 500 dólares, que restándole las retenciones está dando un forward de
apenas 310 o 320 dólares. O sea que la soja nueva no se ha movido porque el
mercado mundial está esperando una cosecha muy importante de Argentina y de
Brasil y ante eso está expectante. Con respecto a maíz, al tener estos
descuentos de exportaciones la verdad que el número tampoco es algo que
entusiasma. Siempre el productor vende un porcentaje y el resto queda en el
mercado interno que actualmente está muy trabado.
Sin embargo estos
precios son altos comparados con los históricos.
Si, es un precio muy bueno pero cuando vos trasladás esos
500 dólares y lo pasás por el 35 por ciento de retenciones te está dando 310 para
la soja. Eso, multiplicado por un dólar de 4,80 o 4,90 te está dando 1.450 o
1.500 pesos y esos números no son malos pero tampoco entusiasman ni movilizan,
con lo que ha significado el aumento de costos y la inflación. Y eso se nota por ejemplo en que no hay
movimientos, no han subido los arrendamientos en los últimos días, tampoco la demanda de semillas. Por el
contrario está todo muy frío todavía.
Siempre se habla
desde el gobierno de la necesidad de frenar la “sojización”. ¿Este panorama y
la situación de costos actual, va a hacer que haya más soja o van a optar por
otros cultivos?
Necesitamos claramente una fluidez en la comercialización de
gramíneas. A medida que eso se dé, y que sea con señales claras, se podrá
aprovechar la oportunidad del maíz que tiene márgenes muy interesantes. Lo
mismo pasa con la cebada y el trigo. Pero el productor viene de varios años con
una situación adversa que sigue todavía. El maíz disponible tiene una traba
importante en la venta y hasta hace 10 días no valía más de 170 dólares la
tonelada. O sea que está quieto, hay una oportunidad enorme y la sequía en los
Estados Unidos en maíz ya es irreversible. En soja todavía tienen oportunidad
de acomodar algún rendimiento. En maíz el daño está hecho. El productor
americano está acostumbrado a cosechas buenas y en las evaluaciones que están
haciendo las bajas todavía van a ser más grandes. Es una oportunidad.
¿Sirve para los
productores la apertura de las exportaciones de maíz que anunció el gobierno?
Tiene un impacto. Pero si vos estás planteando una
producción de 30 millones de toneladas,
abrir 15 y dejar 15 encerradas en todo lo que significa hoy la problemática de
exportar, termina planchando el precio y generando lo que se notó en los
últimos tres años: valore s muy distantes a lo que sería el FAS teórico que el
mismo gobierno publica. Y eso genera una especie de cansancio en el productor
que asume que estos van a ser los precios de este mercado tan trabajo y de
acuerdo a eso actúa.
Hay una
situación internacional increíble para
los países productores de alimentos. ¿Sin embargo en la Argentina parece no
haber una buena comunicación entre los productores y el gobierno como para
poder aprovecharla?
Sin duda. Esto se nota al no reflejarse los precios
internacionales en el mercado local, sobre todo en maíz y trigo, ya que la soja
va por otro camino y cualquier suba de Chicago se expresa en el mercado
doméstico. Pero no es así en las gramíneas. Por ejemplo en trigo hay muchos
productores que tienen problemas de calidad y no pueden vender la cosecha
anterior o te pasa que ahora querés salir a comprar semillas de maíz y no podés
cancelar contra maíz disponible, la verdad es que eso está trabando mucho y
genera pérdidas de expectativas. Hoy lo que falta es confianza y una luz en el
camino que el productor está buscando y no se da. Esta coyuntura no ayuda.
¿No ha habido una
deficiencia de parte de la dirigencia agropecuaria que no ha sabido llegar con
su mensaje al resto de la sociedad y a los sectores oficiales con una
explicación de cuáles serían las medidas que se necesitan?
Claramente el sector agropecuario no ha sabido transmitir su
realidad a la sociedad. No tanto la queja de lo que le pasa sino la oportunidad
que se pierde el país en su conjunto. Todo el interior tendría que estar hoy
extraordinariamente activo y con una generación de riqueza que no se está dando
por todas estas trabas. En la medida que sepamos comunicarle a la sociedad qué
significa un interior y un agro activo, y lo que significa en el aporte que
tiene para el interior del país sería un aporte fenomenal. Nosotros tenemos un
estudio de inversión en la agricultura y más del 70 por ciento del total de los
insumos y del gasto se realiza en las localidades aledañas a donde está ubicada
la empresa y eso genera un ingreso de divisas en los pueblos del interior que
después derrama en las grandes ciudades. Lo vimos con el desarrollo que ha
tenido Rosario, Córdoba o la misma ciudad de Buenos Aires. Y se nota mucho en
el movimiento inmobiliario en la medida que las condiciones son interesantes.
Es cierto que hoy ni las entidades gremiales ni las técnicas
hemos comunicado a la sociedad lo que significa el aporte del sector y junto
con la industria y la agroindustria lo que podía ser la potencialidad de la
Argentina.
¿Los agrodiputados
fueron un fracaso?
No. Que no hayan generado medidas no quiere decir que hayan
sido un fracaso. Yo conozco a varios y sé que han hecho un enorme esfuerzo pero
tampoco es fácil de un día para el otro ponerse el traje de diputado y
conseguir las leyes. Han sido años muy duros y la verdad es que yo les
reconozco un trabajo muy intenso. Han recorrido el país y han hecho lo que han
podido pero no es fácil. Tuvieron en algún momento mayoría en la comisión y hoy
no la tienen. Tampoco el resto de los bloques se pudieron poner de acuerdo pero
yo les reconozco un trabajo muy intenso.
¿Si desde AACREA
tuvieran que priorizar y pedir una medida parlamentaria u oficial, cuál sería?
Yo creo no sería una medida sino que sigue siendo el
diálogo. Y a través del diálogo empezar a solucionar los problemas que afectan
al sector y al país. Me parece que hoy hay un montón de cuestiones que se
pueden solucionar y tenemos que reconocer que hay cuestiones que se han
solucionado. Todo el tema de eventos biotecnológicos que se han registrado en
los últimos tiempos le han dado una dinámica muy grande, sobre todo por acción
del Secretario de Agricultura, Lorenzo Basso. Por otro lado están haciendo un
esfuerzo importante para generar un consenso en la ley de patentes que queda
bajo nuestra responsabilidad formar esos entendimientos. En la parte comercial
o de fijación de precios es donde tenemos mucho para dialogar.
¿Y la ley de
semillas?
En este momento se está discutiendo entre las gremiales y lo
que sería toda la cadena para buscar los consensos en una nueva ley de
semillas. Y la verdad que el presidente de la comisión Luis Basterra está trabajando muy firme y a conciencia. En
la medida que tanto las gremiales como las semilleras se pongan de acuerdo
vamos a tener una ley interesante.
¿Si tuvieras que
caracterizar la próxima campaña cómo la
definirías?
Desde la parte climática, según los climatólogos, la vemos
como una campaña entre neutra y un niño leve, cosa que es positiva sobre todo
después de la sequía que sufrimos este año. Y desde el punto de vista anímico y
productivo es un campaña que es una
oportunidad enorme que temo que no la vamos a aprovechar en su totalidad. Y eso
la verdad que significa una frustración sobre todo por lo que puede llegar a
significar para todo el país en un momento de crisis mundial. Estamos ante una
oportunidad que recién se puede volver a repetir dentro de 20 o 30 años y no
veo a Argentina cubriendo la demanda que va a surgir después de la sequía en
Estados Unidos.
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